Los posts patrocinados los carga el diablo. Son muy peligrosos para el blogger aunque sean lucrativos y suelen ser una decepción para el lector habitual del blog.
¿Cómo nace un post patrocinado?
Érase una vez alguien con una inquietud por escribir que abrió un blog por curiosidad. Empezó con miedo, vergüenza y sin tener muy claro de qué quería hablar: calceta, fotografía, manualidades, cocina, música, niños, viajes o simplemente sus experiencias.
Sin saber muy bien cómo empezó a tener lectores. El blogger, asombrado, comprobó que le leía más gente de la que él conocía en lo que se suele llamar «la vida real» (tema para otro post) y dedujo entonces que había desconocidos al otro lado de la pantalla a los que les gustaba lo qué contaba y cómo lo contaba.
El blogger le cogió el gusto a escribir, a tener un blog, a conocer gente a través de la pantalla y descubrió que era bueno escribiendo.
Pronto su mail se llenó de correos que empezaban con «Querido blogger» seguido de propuestas de envío de productos para pruebas y «una mención en el blog con un enlace» u otros mejores, personalizados con su nombre, que le ofrecían dinero por hablar de ciertos productos. Los más profesionales le preguntaban sus tarifas por hablar de determinado producto. Ni que decir tiene que el pago era por hablar bien.
El blogger tuvo sus dudas (o no) y se decidió a incluir posts patrocinados. Nadie sabe quién se inventó el término «patrocinado» como sinónimo de «me pagan por decir cosas buenas de este producto o servicio» pero definitivamente queda mucho mejor, más sonoro, más voluntario, lo hace parecer más un compromiso que un acuerdo mercantil con dinero de por medio.
Comenzó a publicar entonces posts patrocinados. Primero mantuvo cierto criterio: solo ropa, solo libros, solo viajes, solo… hasta que empezaron a llegar ofertas de todo tipo de productos y fue difícil resistirse. El blog, su blog, se llenó de productos que por supuesto había probado y por supuesto recomendaba de corazón… pero le pagaban por ello.
El blogger pensó que era una manera de sacar unas perras tan buena como otra cualquiera, que era su blog y con él hacia lo que quería y que si a alguien no le gustaba que no le leyera.
¿Qué le pasa al lector cuando llega a un post patrocinado en un blog?
Primero dejemos claro que estamos hablando de blog serios, con un inicio inocente y sin una concepción mercantilista del mismo y no de los blogs que nacen con vocación de «hombre anuncio» y desde el minuto uno no son más que un escaparate de productos que además como mucho le han pagado en «muestras».
Lo primero que siente un lector es incomodidad, sorpresa. Después lee con curiosidad esperando que en ese post que parece, huele, sabe, se escucha y se lee como un anuncio haya algún resquicio, algún destello original de la persona a la que lleva tiempo siguiendo en el blog. Espera que haya humor o datos o insinuaciones u opiniones que no suenen a publicidad pagada… aunque sepa que es publicidad pagada.
Los buenos bloggers, los muy buenos, consiguen mantener viva esa llamita que distingue la publicidad que hacen de la que hay a la vez en otros 100 blogs… pero buenos bloggers hay muy pocos, poquísimos. Seamos sinceros, la mayoría de los posts patrocinados apestan a palabras compradas, a experiencias pagadas y el lector no se los cree.
¿Qué se gana escribiendo posts patrocinados?
Se gana dinero, se ganan contactos, se ganan invitaciones a actos. Se ganan visitas al blog que repercuten en buenas estadísticas que hacen que más marcas quieran anunciarse en tu blog y se gana más dinero, más contactos, más invitaciones y más visitas en un círculo sin fin.
Se gana profesionalidad. Al ganar dinero con el blog y tener una plataforma para anunciar productos y experiencias, el blogger tiene que profesionalizarse. Hay cosas que ya no se pueden decir, marcas a las que contentar, otras marcas a las que rechazar. Hay que profesionalizar el criterio para decidir qué se patrocina y qué no, qué tarifas cobrar y qué dar a cambio de ese dinero.
Se gana una manera de escribir. Hacer un buen post patrocinado es muy complicado, hay que hacer creer al lector que aquello de lo que hablas te parece maravilloso tan maravilloso que escribirías sobre ello aunque no te pagaran. Hay que conseguir que el lector se olvide del dinero que hay detrás de tus palabras. Y eso es muy difícil.
¿Qué se pierde?
Se pierde frescura y espontaneidad.
Se pierde libertad para escribir cómo y cuándo quieras.
Se pierden lectores fieles. Puedes tener más visitas y lectores nuevos pero es posible que los que te conocieron «antes» se vayan o se queden pero sólo para leer los posts que recuerden a tu época anterior. Los lectores fieles no se van para castigarte, ni siquiera les parece mal que escribas posts patrocinados, se alegran de tu éxito y porque hayas conseguido sacar dinero con tu blog pero eso no quiere decir que tengan que gustarles, ni siquiera tienen porque leerlos ni mucho menos comprar lo que anuncias.
Se pierde la confianza de esos lectores. No es que los lectores no crean que recomiendas productos que no son buenos. Seguro que lo son, seguro que lo haces de corazón pero… no es lo mismo.
Las empresas te pagan por tus palabras, por el espacio en tu blog, por tener la atención (aunque sea por unos segundos) de tus visitantes pero no pueden pagarte por la confianza de tus lectores.
¿Post patrocinados? Es una decisión del blogger pero no sólo se gana, también se pierde.
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Desde hace 14 años trabajo en el mundo de la comunicación. Un buen día de 2008 se me ocurrió abrir un blog personal y pronto me di cuenta de que era lo mejor que había hecho en la vida. Además, estaba poseída, yo no tenía un blog, el blog me tenía a mi. He sido finalista de varios premios, mucho mejor ser «subcampeón» y me encantan las redes sociales.
Ahora mismo edito y escribo el proyecto cultural online Pisando Charcos, colabora en el blog Unadocenade, en la revista de divulgación científica Principia y en dos de los proyectos de la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU; la plataforma para visibilizar a las mujeres que desarrollan carreras científicas Mujeres con Ciencia y la web de divulgación Cuaderno de Cultura Científica.
Escribo, escribo, escribo y no lo hago mal.
Lectora compulsiva y fanática de Bruce.
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